Del monitoreo de la energía a la gestión energética.

Comencemos por lo básico






La energía es la capacidad para realizar un trabajo. En el ámbito de los sistemas de gestión de la energía, esta puede ser: electricidad, combustibles, vapor, calor, aire comprimido y otros medios similares.


El concepto más amplio de eficiencia energética se refiere a reducir la cantidad de energía (eléctrica y combustibles) que se utiliza para generar un bien o un servicio, sin afectar la calidad de los productos, el confort de los usuarios ni la seguridad de las personas y bienes. Esta reducción del consumo de energía se puede asociar a de nuevas tecnologías, ya sea por sustitución de equipos existentes por unidades de alta eficiencia, por ejemplo, motores eléctricos, o por optimización en los procesos por ejemplo, automatización de operaciones que presentan alta variabilidad.



Monitoreo  ≠ Gestión

 

Actualmente Es común confundir los términos "monitoreo" y "gestión energética", o aún más comúnmente, consideramos que el monitoreo de variables energéticas es lo mismo que gestión energética; pero es esencial reconocer las diferencias entre ambos enfoques. En este breve texto, examinaremos las diferencias clave entre estos dos conceptos y explicaremos por qué es fundamental comprenderlas, ya que al conocer las capacidades y limitaciones de cada uno, es posible encontrarse en una mejor posición para elegir la solución más adecuada para las necesidades energéticas de su organización, ya sea un sencillo sistema de monitoreo de energía o un sistema completo de gestión de energética.


Monitoreo y Orientación Energética


Como parte fundamental de la auditoría energética de una empresa, la monitorización y la orientación energéticas informan a las empresas sobre su consumo y rendimiento energéticos, ayudándolas a comprender dónde tienen margen de mejora y donde se pueden aplicar las medidas adecuadas para reducir estos niveles en la medida de lo posible. Cuando se lleva a cabo con eficacia, la monitorización energética tiene un enorme potencial para ahorrar energía con y sin inversión de capital, así como para reducir los costes generales. También puede actuar como un sistema de alerta temprana que pone de relieve los problemas antes de que puedan tener un impacto significativo, ayudando a reducir los costes energéticos.






No se puede gestionar lo que no se mide. La medición y monitorización del consumo de energía en todas las operaciones de su organización le ayudará a identificar áreas de mejora. La forma más sencilla de medir el consumo de energía es mediante un contador eléctrico o de gas.

Es posible utilizar los datos recolectados de los contadores para hacer un análisis comparativo del uso de la energía durante un periodo determinado. La monitorización del consumo energético permite a una organización identificar picos y caídas que pueden poner de manifiesto oportunidades potenciales de eficiencia energética. Por ejemplo, los picos repentinos en el consumo de energía podrían indicar posibles fallos en aparatos o equipos. Además, puede ayudar a medir la eficacia de cualquier cambio energético, como la instalación de paneles solares, la mejora del aislamiento o el cambio de proveedor.

La monitorización y orientación energéticas son, ante todo, una técnica de gestión que utiliza la información energética como base para eliminar despilfarros, reducir y controlar el nivel actual de uso de la energía y mejorar los procedimientos operativos existentes. Se basa en el principio de que "no se puede gestionar lo que no se mide". Esencialmente, combina los principios del uso de la energía y las estadísticas. 

Mientras que la monitorización tiene como objetivo establecer el patrón de consumo energético existente, la selección de objetivos es la identificación del nivel de consumo energético deseable como objetivo de gestión para trabajar en la conservación de la energía. La monitorización y la selección de objetivos es una técnica de gestión en la que todos los servicios de la planta y del edificio, como el combustible, el vapor, la refrigeración, el aire comprimido, el agua, los efluentes y la electricidad, se gestionan como recursos controlables del mismo modo que se gestionan las materias primas, el inventario de productos acabados, la ocupación del edificio, el personal y el capital. Implica una división sistemática y disciplinada de las instalaciones en Centros de Costes Energéticos. Los servicios utilizados en cada centro se controlan de cerca, y la energía utilizada se compara con el volumen de producción o cualquier otra medida adecuada de funcionamiento. Una vez que se dispone de esta información de forma periódica, se pueden fijar objetivos, detectar e interpretar las desviaciones y adoptar y aplicar medidas correctoras. 

Los programas de monitorización y fijación de objetivos han sido tan eficaces que muestran reducciones típicas de los costes energéticos anuales en diversos sectores industriales de entre el 5 y el 20%.







Para tener un sistema de monitoreo efectivo, es necesario contar con ciertos elementos tales como:


- Registro: medición y registro del consumo de energía.

- Análisis: Correlacionar el consumo de energía con un resultado medido, como cantidad de bienes producidos o servicios brindados.

- Comparación: Comparar el consumo de energía con una norma o punto de referencia adecuado.

- Fijación de objetivos: Fijar objetivos para reducir o controlar el consumo de energía.

- Monitorización: Comparación periódica del consumo de energía con el objetivo fijado.

- Elaboración de informes: Informar de los resultados, incluidas las desviaciones de los objetivos establecidos

- Controlar: Implementar medidas de gestión para corregir las desviaciones que puedan haberse producido.





En particular, un sistema de monitoreo nos puede habilitar para:


  • - Comprobar la exactitud de las facturas de energía
  • - Llevar a cabo la asignación de costes energéticos a departamentos específicos (Centros de Contabilidad Energética)
  • - Determinar el rendimiento/eficiencia energética
  • - Registrar el uso de la energía, de modo que los proyectos destinados a mejorar la eficiencia energética puedan ser eficaces
  • - Señalar problemas de rendimiento en equipos o sistemas

La monitorización de la energía y la selección de objetivos aportan una serie de beneficios, entre los que se incluyen:


  • Mejores datos para justificar la inversión de capital
  • Identificación de picos de uso/consumo excesivo en el momento en que se producen
  • Mayor eficiencia y calidad de los recursos gracias a la capacidad de identificar irregularidades
  • Mejor presupuestación e iniciativas de ahorro de costes para su edificio
  • Reducción de residuos, agua y materiales
  • Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero
  • Habilitación de mediciones para cumplir con los requisitos de la norma ISO 50001
  • Aumento de la vida útil de la instalación

Con frecuencia se detectan y pueden conseguirse ahorros de consumo y costes de entre el 15 y el 30% (con una amortización media de tres a cuatro años si se requiere inversión de capital). Los ahorros obtenidos con nulo o bajo coste (normalmente aquellos que implican mejoras en los procedimientos o formas de trabajo) suelen rondar el 10-15%, con una amortización inferior a 12 meses.

Gestión Energética y Sistemas de Gestión de la Energía

La gestión energética suele tener un enfoque proactivo para optimizar el uso de la energía y aborda directamente las causas profundas de la ineficiencia energética. Además, suele ser más completo que un sistema de monitorización.

Incluye herramientas y marcos normativos para ayudar a establecer una cultura de eficiencia energética. Se refiere a los valores, comportamientos y prácticas que dan prioridad al uso eficiente de la energía dentro de una organización. Puede incluir aspectos como el uso de tecnologías eficientes desde el punto de vista energético, la aplicación de políticas y procedimientos para reducir el consumo de energía y el fomento de hábitos de ahorro energético entre los empleados.

Establecer un sistema de gestión energética suele requerir un esfuerzo concertado, ya que implica cambiar la forma en que una organización piensa y utiliza la energía en el día a día. Sin embargo, los beneficios son sustanciales y el esfuerzo merece la pena. Una cultura sólida permite a las organizaciones no sólo reducir sus costes energéticos, sino también demostrar su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad medioambiental.





Los sistemas de gestión de la energía se relacionan con la asistencia técnica y la promoción de buenas prácticas, y nos indican los pasos y los elementos para que, en una instalación, evitemos el desperdicio de energía, mantengamos niveles óptimos de intensidad energética o bien los mejoremos de acuerdo con las oportunidades que nos da el cambio tecnológico.

Constantemente las organizaciones buscan mejorar su gestión en general, y para ello, establecen estrategias para aumentar y mejorar su eficiencia, a la vez que se reducen costos. El enfoque puede hacerse en el servicio, los insumos, las ventas, la estructura o en las personas.

Actualmente, muchas empresas están gestionando sobre sus insumos estratégicos, como por ejemplo la energía, procurando producir más con menos o reducir sus consumos y costos de energía. Algunas optan por hacerlo de una forma estructurada y sistemática, mientras otras pueden hacerlo a partir de resultados de asesorías como auditorías energéticas o bien la detección de mejoras desde dentro de la organización.

En función de esto comenzó a demandarse un mecanismo, que garantizase que los beneficios resultantes de la eficiencia energética fueran percibidos de manera permanente y continua. Y que fomente que la cultura de la consciencia y el cuidado con relación al uso de la energía, sea comprendida y absorbida por todos los miembros de una organización y además, permita, de forma pragmática, que el monitoreo del uso de la energía se convierta en un componente permanente de las actividades y estrategias de una organización.




La norma ISO 50001, Energy Management Systems, publicada por primera vez en junio de 2011 y establece los requisitos que debe tener un sistema de gestión de la energía en una organización para ayudarla a mejorar su desempeño energético, aumentar su eficiencia energética y reducir los impactos ambientales, así como a incrementar sus ventajas competitivas dentro de los mercados en los que participan, todo esto sin sacrificio de la productividad.


Los elementos fundacionales de la norma ISO 50001 son:


  • Apoyar a las organizaciones en el establecimiento del uso y el consumo de energía más adecuados.
  • Crear una comunicación fácil y transparente con respecto a la gestión de los recursos energéticos.
  • Promover las mejores prácticas de gestión de la energía y reforzar los beneficios con la aplicación de la gestión energética.
  • Apoyar la evaluación y priorización de la implementación de nuevas tecnologías más eficientes en cuanto al uso de la energía.
  • Establecer un escenario para la promoción de la eficiencia energética a través de la cadena de suministro.
  • Favorecer la mejora de la gestión de la energía en conjunto con proyectos de reducción de los gases de efecto invernadero.
  • Permitir la integración con otros sistemas de gestión organizacionales, como el de calidad, medioambiental y salud y seguridad. 

El proceso ISO se basa en un modelo de sistema de gestión establecido y sigue el principio de Planificar/Hacer/Comprobar/Actuar (PDCA). Pretende proporcionar un marco normalizado para mejorar el rendimiento energético. Entre los objetivos clave se incluyen:


  • Hacer un mejor uso de los equipos que consumen energía
  • Promover las mejores prácticas y reforzar los buenos comportamientos.
  • Facilitar los proyectos de reducción de gases de efecto invernadero
  • Permitir la integración con otras herramientas y sistemas de gestión
  • Ayudar a evaluar y priorizar los proyectos de eficiencia energética
  • Marco para promover la eficiencia energética en la cadena de suministro
  • Crear transparencia y facilitar una comunicación eficaz


Para lograrlo, hay que diseñar y aplicar un proceso coherente a todos los niveles de la organización. No existe una solución única, pero si se respetan los principios se pueden lograr avances significativos y permanentes. En general, se basa en los siguientes pasos del proceso:


  • Diseñar una política
  • Determinar y cuantificar metas y objetivos
  • Utilizar los datos para comprender el uso de la energía y tomar decisiones al respecto.
  • Medir los resultados
  • Revisar la eficacia de la política
  • Mejorar continuamente la gestión energética


El objetivo principal de un sistema de gestión energética es garantizar que la energía se utilice de forma inteligente y eficaz, satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades de una organización, empresa o particular. Una gestión eficaz de la energía puede reportar diversos beneficios, entre ellos:


  • Ahorro de costes: Al reducir el consumo de energía y mejorar la eficiencia, las empresas y los particulares pueden reducir los costes energéticos.
  • Sostenibilidad medioambiental: Un menor consumo de energía significa una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y una menor huella ecológica.
  • Mayor eficiencia operativa: El uso eficiente de la energía puede mejorar el rendimiento y la productividad de los procesos y operaciones industriales.
  • Cumplimiento de la normativa: Muchos países tienen normativas sobre eficiencia energética que las organizaciones deben cumplir, y una gestión eficaz de la energía ayuda a cumplir estos requisitos.




En conclusión, un sistema de monitoreo es debe tener como objetivo determinar oportunidades de ahorro y eficiencia energética en una instalación y elaborar un plan de acción de viabilidad técnico-económica para realizarlas.
A partir de un análisis pormenorizado de los consumos energéticos de la instalación, que implica realizar una labor de recogida de información, análisis y clasificación de la misma, se pueden determinar qué acciones se deben llevar a cabo para reducir el consumo y los costes energéticos, en base a criterios de rentabilidad económica. Por otro lado, un sistema de gestión energética, es un conjunto de elementos relacionados entre si, o en interacción, pertenecientes a un plan de acción de la organización, con el compromiso de la Dirección, que establece un objetivo de eficiencia energética y una estrategia para alcanzarla.

Los SGE son fácilmente integrables con otros sistemas de gestión (calidad, medio ambiente, etc.) y permiten trabajar, en el marco de la mejora continua, para ahorrar energía y ser más eficientes, reduciendo, en consecuencia, los costes asociados y las emisiones de gases de efecto invernadero.

La norma  ISO 50001 establece los requisitos básicos que deben tener los sistemas de gestión energética que quieren optar a esta certificación.

Un sistema de gestión energética es un salto de calidad con respecto a un sistema de monitoreo, pero para la implantación de un SGE es necesario definir una política energética, realizar una auditoría energética previa (fase de revisión energética), sistematizar las normas de actuación dentro de la organización, implantarlas e impartir formación al personal, etc.

En este sentido, una diferencia clara entre ambos procedimientos lo encontramos en el personal de la organización implicado. Mientras que en un sistema de monitoreo se reduce al personal técnico principalmente, en un SGE toda la organización está implicada en su implantación.

Otra de las diferencias importantes es el tiempo requerido para su ejecución, siendo de unas semanas para la implantación de un sistema de monitoreo, dependiendo de la complejidad del mismo, a diferencia con lo requerido para la implantación de un SGE, que será de al menos de unos 4 meses.

Dependiendo del tipo de organización también puede ser más interesante un tipo u otro de sistema. Por ejemplo, para organizaciones multisitio, un Sistema de Gestión de la Energía puede facilitar el seguimiento y control de los consumos y servir para la mejora del comportamiento energético de las instalaciones.

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